La escuela de Letras conserva su carácter de tertulia sostenida en una casa solariega y lujosa en curioso y simpático contraste con la plebeya UCV, universidad moderna en la que José María Vargas en el siglo XIX dispuso que se acabara con la ridícula exigencia de tener apellidos en lugar de conocimientos para ingresar; cero palanca, en resumen.
Rafael Cadenas, profesor silencioso, tan ajeno a la tertulia aunque vinculado al espíritu ateneísta de bellos y buenos cursos que predomina en Letras, ha recibido numerosos homenajes en razón de su obra; y obra tiene el poeta en este país de habladores y seductores de oficio. Obra y valentía como la que mostró al luchar contra la dictadura de Pérez Jiménez e irse al destierro en la vecina Trinidad. Obra, como Teodoro, el aguerrido que se alzó contra las pretensiones imperiales de la Unión Soviética.
Teodoro Petkoff y Rafael Cadenas son los bárbaros “comedores de serpientes”, como escribió Cadenas en el primer poema de su famoso Cuadernos del Destierro. Los hombres y mujeres como estos bárbaros son libres de tradiciones, historias, privilegios de casta, rebeldes al amiguismo y la genuflexión, fieles a sí mismos; nadie les puede imponer la complicidad y el secreto, jamás se adaptarán al poder para no verse en problemas ni participarán de la blandura de ánimo de los mediocres que solo tienen como sostén en el mundo no meterse en dificultades y caerle bien a los demás.
La UCV es una universidad de trepadores y trepadores, en el bello sentido dado al término por Rómulo Gallegos en su novela. Es la universidad de Teodoro Petkoff y Rafael Cadenas, de los bárbaros y bárbaras, de la Victoria Guanipa, díscolas que hacen lo que quieren y se casan con quien les gusta. Tal espíritu debe impregnar a la juventud de Letras, más allá del conservador talante de esta querida escuela en la que enseñó Cadenas tanto años y yo también.
Esta juventud que sueña por instantes encontrarse en Oxford o en la Rusia zarista y luego se cae a empujones en el Metro no debe abandonar la realidad, lo cual es aplicable a mis queridos colegas conscientes de su vocación y opuestos a la indolencia. Letras puede ser bastión del debate sobre los sentidos democráticos de lo cultural. Porque la libertad no es asunto de entretenimiento elegante sino labor de gente como Petkoff y Cadenas: TalCualLetras-UCV.